Restauración ecológica: destacan la importancia de preservar y recuperar los humedales del Paraná
Si bien se registran buenos resultados en diversos proyectos de restauración ecológica en humedales degradados vinculados al río Paraná, «lo prioritario es no desatender el cuidado de los ambientes que aún persisten en la cuenca de este río», destacaron investigadores y especialistas en el marco del IV Encuentro Nacional de Restauración Ecológica Argentina y II Simposio Internacional de Prácticas de Restauración Ecológica realizado en la UNNE.
«Protección de Humedales del Paraná» se denominó una mesa de trabajo que se llevó a cabo durante el «IV ENREA» en la que se analizó la importancia de los humedales vinculados al río Paraná como ecosistemas de gran biodiversidad, pero también con incidencia en lo social, económico y principalmente en los territorios cercanos.
Durante la actividad se resaltó que la restauración ecológica es viable en ambientes de humedales, pero muy costosa, por eso se sostuvo que el avance de este tipo de iniciativas no debe hacer perder el foco en seguir conservando los humedales actuales, que siguen muy sometidos a las presiones inmobiliarias o de actividades económica-productivas.
Se coincidió que, en materia ambiental, se requiere seguir trabajando para que la sociedad comprenda que no toda superficie disponible puede ser urbanizable o destinada al uso productivo, y que los humedales brindan servicios ambientales esenciales.
La mesa de trabajo estuvo coordinada por la bióloga Nadia Boscarol, coordinadora nacional del “Programa Corredor Azul” de la Fundación Humedales; el Dr. Félix Ignacio Contreras, del grupo de Geografía Física del CECOAL(CONICET-UNNE); el Lic. Alejandro Cristiá, subsecretario de Planificación Ambiental de la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes; la Dra. Violeta Zambiasio, del Grupo de Investigación en Ecología y Restauración Ambiental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE; y el Lic. Lucas Gómez Ríos, Analista Técnico del “Programa Corredor Azul” de la Fundación Humedales.
Trabajo integral
«Con esta mesa queremos demostrar la necesidad del trabajo intersectorial e interdisciplinario para los proyectos de restauración de humedales», señaló la bióloga Nadia Boscarol.
Indicó que actualmente se está en un punto de inflexión, en un cambio de paradigma, respecto a la mirada social sobre los humedales, que históricamente se relacionaron con «áreas improductivas», y en los últimos tiempos se convirtieron en recursos escasos y se empezaron a reconocer los múltiples beneficios y servicios ecosistémicos de este tipo de ambientes.
Explicó que Europa está invirtiendo altas sumas de dinero en restaurar humedales, pero en Argentina y Sudamérica «estamos a tiempo aún de preservarlos mientras sí en algunas zonas empezar a restaurarlos».
«Los humedales son lugares donde el agua manda, en los que la biota se adapta a los ciclos del agua, de inundación, bajante o sequía, un ambiente cambiante pero donde todo está en equilibrio”.
Recordó que entre el 6 y 8 por ciento de la superficie del planeta son humedales, y en Argentina entre el 10 y 14 por ciento, aunque está pendiente un real inventario de humedales.
Degradación de humedales
«A veces es necesario mostrar todo lo que tuvimos que pasar, o hacer, para tener hoy la necesidad de restaurar los ambientes de humedales», señaló el Dr. Félix Ignacio Contreras del CECOAL para referirse a los problemas generados por la ocupación de áreas de relevancia hídrica.
Expuso una serie de datos que demuestran cómo se fueron ocupando zonas de humedales en la provincia de Corrientes, y principalmente en la ciudad de Corrientes, «desconociendo el rol de estos humedales y, por ello, sufriendo consecuencias diversas como inundaciones, anegamientos y otras problemas a causa de fenómenos climáticos extremos.
Explicó que Corrientes llega a tener hasta un 60% de su superficie cubierta por agua. Pero «el paisaje de Corrientes sabe cómo sacarse el agua de encima» ironizó para señalar cómo los humedales son reguladores del territorio, amortiguando el agua.
Pero ¿Qué pasa cuando este paisaje de humedales se modifica por acción humana? planteó, y mencionó el caso de la región conocida como las Lomadas Arenosas en la provincia que tiene 38.926 lagunas, 3 lagunas por kilómetro cuadrado, que dependen de las lluvias, en una provincia que promedia 1.400 mm anuales.
Así, se enfocó en la ocupación de área de humedales con infraestructura urbana, algo que ocurre en periodos secos, y que genera que el servicio amortiguación del agua «sea cada vez menor».
Respecto a la ciudad de Corrientes, comentó que el 16% del territorio urbano se construyó sobre lagunas entre 1950 y 2022, y aún sigue ocurriendo.
Mirada desde la gestión
Posteriormente, el Lic. Alejandro Cristiá explicó cómo la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes trabaja en materia ambiental, y en particular en la preservación de humedales urbanos, así como avances en acciones de restauración ambiental en el ejido urbano.
«Se trabaja con decisión política y sustento científico» señaló y resaltó que la influencia del agua en Corrientes no puede ser desconocida.
Así, ejemplificó que en septiembre de 2023 Corrientes tenía el 9,2% de sus 8,8 millones de hectáreas cubiertas por agua y un mes después llegó al 19,1%, casi el doble en tan corto periodo de tiempo, y acotó que en el año 1988 se llegó al 60% de la superficie provincial con agua.
En cuanto a la capital provincial, explicó que entre 1990 y 2022 la ciudad creció 3 veces respecto a lo que creció la población, en sintonía con una tendencia de las principales ciudades argentinas que incrementaron la mancha urbana.En esa línea, detalló que entre 1951 y 2017 desaparecieron o fueron afectadas 37 lagunas en la ciudad de Corrientes, y 23 de esos casos ocurrieron en los últimos años.
Explicó que la gestión que integra en el municipio busca cambiar ese enfoque, según el cual «todo suelo disponible es urbanizable y, si es bajo, se hacen las obras hidráulicas correspondientes», tal como lo decía la normativa municipal hasta hace algunos años.
«Apostamos a repensar el planeamiento urbano e incorporar la visión ambiental en las decisiones de extender o no las áreas de la ciudad», señaló y sostuvo que se logró poner en discusión la impermeabilización del suelo y cuidar los ecosistemas.
Sostuvo que los cambios en las normativas «no resuelven todo» pero son primeros pasos necesarios, gracias a los cuales se lograron figuras jurídicas como «espacio municipal protegido», «suelo protegido», se realizó el inventario de humedales y se declaró a los lugares de la ciudad donde están las lagunas como zona de vulnerabilidad ambiental.
Restauración en bosques del río Paraná
La Dra. Violeta Zambiasio se refirió al proyecto «Bosques riparios y fluviales como bioindicadores para la restauración ecológica en suelos inundables del bajo Paraná».
Explicó que los bosques riparios del bajo Paraná actúan como indicadores hidrológicos que aportan especies-índice clave para la restauración de suelos inundables y una gestión adaptativa de los ecosistemas fluviales y su biodiversidad.
Estos ambientes del río Paraná, cercano a la desembocadura del río Paraguay, son ambientes expuestos a crecidas y bajantes, a escenarios muy cambiantes, y estos sectores fueron ocupados por asentamientos humanos que realizaron tala selectiva a lo largo de la vera del río, modificando la composición natural de este ecosistema.
Así, esa masa boscosa a la vera del río desapareció, afectando la amortiguación y provocando que el agua avance con mayor ritmo hacia los valles inundables.
Con el objetivo de poder recuperar la composición de esos bosques preparados para los distintos pulsos del río, el grupo de investigación que integra la Dra. Zambiasio se encuentra estudiando a distintas especies de árboles, en cuanto a su crecimiento y otros indicadores, como pioneras para iniciar procesos de restauración ecológica de estos bosques.
Informó que tienen identificadas algunas especies con estrategias adaptativas a los escenarios cambiantes del río, lo que permite saber qué especie plantar en cada sitio.
Destacó que el conocimiento generado para la restauración de los bosques riparios del bajo Paraná podrían ser extrapolables a otros ambientes del río.
