Eficiencia hí­drica como recurso energético

31 de enero de 2022

En el marco del Programa de Gestores Energéticos, se llevará a cabo una capacitación sobre la Eficiencia hí­drica como recurso energético, con la Agencia de Energí­a de Portugal (ADENE).

¿En qué se relacionan el uso del agua y de la energí­a en cuanto al cambio climático?

Sin el acceso al agua, ningún elemento de la naturaleza podrí­a sobrevivir, por lo que es de suma importancia, hacer un uso correcto de los recursos hí­dricos. Pero, además del agua, la energí­a es otro de los recursos fundamentales, por lo que ser conscientes del impacto que se genera al producirla, transportarla y consumirla son de suma importancia. La relación entre ambos entonces, del agua y la energí­a, es esencial para que las generaciones futuras puedan ser partí­cipes y artí­fices de un futuro sostenible.

Por su parte, los ecosistemas proveen una gama de servicios que influyen directa o indirectamente en la seguridad hí­drica y energética, proveyendo recursos, regulando el clima y la presencia de microorganismos, manteniendo un balance en los ciclos de nutrientes y en la calidad del aire, y ofreciendo beneficios culturales y recreativos (Millennium Ecosystem Assessment, 2005).

A su vez, es importante destacar que tanto las condiciones como las dinámicas socioculturales (entre las que se incluyen hábitos, preferencias, normas sociales, estructuras organizacionales, normativas, ordenanzas) condicionan a las necesidades hí­dricas y/o energéticas para un territorio, y que favorecen a definir el contexto en el que operan los sistemas de suministro hí­drico y energético.

Es complejo poder definir cuáles son los servicios hí­dricos y energéticos, debido a su variada naturaleza, incluyendo usos productivos, usos de interés público (riego de parques, alumbrado público, etc.), usos ecosistémicos, usos culturales, recreativos y usos domésticos. Cabe destacar entonces, que las necesidades domésticas varí­an de manera marcada entre un territorio y otro, en función de factores geográficos, ecológicos, económico-productivos, tecnológicos y socioculturales. Sin embargo, no todas las necesidades varí­an territorialmente.

A este respecto cabe distinguir entre dos tipos de necesidades domésticas (RedPE 2019a, 2019b):

  1. Necesidades fundamentales, que al estar insatisfechas (total o parcialmente) o al estar satisfechas con servicios poco adecuados, podrí­an generar impactos directos en la salud humana.
  2. Necesidades básicas, cuya satisfacción, pese a no estar directamente asociada a la salud, resulta imprescindible para permitir un desarrollo humano y económico adecuado de los integrantes de un hogar.

[1]

Los servicios energéticos e hí­dricos pueden verse afectados por múltiples amenazas, sean ellas naturales o antrópicas. Por lo que revisar, conocer y actuar sobre los factores de vulnerabilidad acaba siendo una estrategia central.

De los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de Naciones unidas, el 6 y el 7 corresponden al agua y la energí­a. Por tal motivo, es menester establecer estándares mí­nimos para la satisfacción de necesidades hí­dricas y energéticas, especialmente aquellas que tienen un impacto directo sobre la salud, sin dejar de lado que, la seguridad hí­drica y energética posee realidades altamente diversas, cultural y geográficamente, por lo que, no pueden dejarse de lado,  los contextos territoriales.

Sin duda el fortalecimiento de instituciones, la integración de polí­ticas y la coordinar de sectores es crí­tico para lograr combinar y complejizar las intervenciones en los servicios hí­dricos y energéticos, lo que además requiere asumir que las polí­ticas públicas relacionadas también son resultados de procesos socioculturales, con limitaciones y posibilidades de transformación[2].

Finalmente, la pandemia por COVID-19 repercute significativamente en materia de gobernanza hí­drica y energética. Por un lado, es importante considerar que la medida de confinamiento ha afectado de forma evidente la cantidad de tiempo que las personas hacen uso de sus viviendas, donde utilizan constantemente los servicios hí­dricos y energéticos. En este contexto, aquellos hogares con brechas en el acceso a estos servicios, sin duda han encontrado mayores dificultades en enfrentar esta amenaza, considerando la importancia de la higiene personal para frenar la transmisión del virus, higiene que depende fundamentalmente del acceso a agua. Y, por otro lado, el aumento de horas en la vivienda se traduce en un aumento en el consumo de electricidad y otros servicios energéticos, como la calefacción, que para muchos hogares antes eran costos absorbidos por espacios laborales u educativos.



"El proyecto de Eficiencia Energética en Edificios Municipales de la Argentina está financiado por EUROCLIMA+, el principal programa de cooperación de la Unión Europea para la sostenibilidad ambiental y el cambio climático en América Latina. Lo ejecuta localmente la Agencia Francesa de Desarrollo (Agence Franí§aise de Développement, AFD) en la Argentina. La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) es la entidad responsable y lí­der del proyecto para su puesta en marcha y ejecución, junto con la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC) y el Centro de Copenhague para la Eficiencia Energética (C2E2) como socios para la realización del proyecto".

[1] Gráfico Seguridad hí­drica y energética en América Latina y el Caribe Definición y aproximación territorial para el análisis de brechas y riesgos de la población, CEPAL https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/46408/1/S2000631_es.pdf

[2] Anahí­ Urquiza, Marco Billi Seguridad hí­drica y energética en América Latina y el Caribe Definición y aproximación territorial para el análisis de brechas y riesgos de la población, CEPAL, pág.83 


Ver más noticias