Eficiencia hídrica como recurso energético
En el marco del Programa de Gestores Energéticos, se llevará
a cabo una capacitación sobre la Eficiencia hídrica como recurso energético,
con la Agencia de Energía de Portugal (ADENE).
¿En qué se relacionan el uso del agua y de la energía en cuanto al cambio climático?
Sin el acceso al agua, ningún elemento de la naturaleza podría sobrevivir, por lo que es de suma importancia, hacer un uso correcto de los recursos hídricos. Pero, además del agua, la energía es otro de los recursos fundamentales, por lo que ser conscientes del impacto que se genera al producirla, transportarla y consumirla son de suma importancia. La relación entre ambos entonces, del agua y la energía, es esencial para que las generaciones futuras puedan ser partícipes y artífices de un futuro sostenible.
Por su parte, los ecosistemas proveen una gama de servicios que influyen directa o indirectamente en la seguridad hídrica y energética, proveyendo recursos, regulando el clima y la presencia de microorganismos, manteniendo un balance en los ciclos de nutrientes y en la calidad del aire, y ofreciendo beneficios culturales y recreativos (Millennium Ecosystem Assessment, 2005).
A su vez, es importante destacar que tanto las condiciones como las dinámicas socioculturales (entre las que se incluyen hábitos, preferencias, normas sociales, estructuras organizacionales, normativas, ordenanzas) condicionan a las necesidades hídricas y/o energéticas para un territorio, y que favorecen a definir el contexto en el que operan los sistemas de suministro hídrico y energético.
Es complejo poder definir cuáles son los servicios hídricos y energéticos, debido a su variada naturaleza, incluyendo usos productivos, usos de interés público (riego de parques, alumbrado público, etc.), usos ecosistémicos, usos culturales, recreativos y usos domésticos. Cabe destacar entonces, que las necesidades domésticas varían de manera marcada entre un territorio y otro, en función de factores geográficos, ecológicos, económico-productivos, tecnológicos y socioculturales. Sin embargo, no todas las necesidades varían territorialmente.
A este respecto cabe distinguir entre dos tipos de necesidades domésticas (RedPE 2019a, 2019b):
- Necesidades fundamentales, que al estar insatisfechas (total o parcialmente) o al estar satisfechas con servicios poco adecuados, podrían generar impactos directos en la salud humana.
- Necesidades básicas, cuya satisfacción, pese a no estar directamente asociada a la salud, resulta imprescindible para permitir un desarrollo humano y económico adecuado de los integrantes de un hogar.
Los servicios energéticos e hídricos pueden verse afectados por múltiples amenazas, sean ellas naturales o antrópicas. Por lo que revisar, conocer y actuar sobre los factores de vulnerabilidad acaba siendo una estrategia central.
De los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de Naciones unidas, el 6 y el 7 corresponden al agua y la energía. Por tal motivo, es menester establecer estándares mínimos para la satisfacción de necesidades hídricas y energéticas, especialmente aquellas que tienen un impacto directo sobre la salud, sin dejar de lado que, la seguridad hídrica y energética posee realidades altamente diversas, cultural y geográficamente, por lo que, no pueden dejarse de lado, los contextos territoriales.
Sin duda el fortalecimiento de instituciones, la integración de políticas y la coordinar de sectores es crítico para lograr combinar y complejizar las intervenciones en los servicios hídricos y energéticos, lo que además requiere asumir que las políticas públicas relacionadas también son resultados de procesos socioculturales, con limitaciones y posibilidades de transformación[2].
Finalmente, la pandemia por COVID-19 repercute significativamente en materia de gobernanza hídrica y energética. Por un lado, es importante considerar que la medida de confinamiento ha afectado de forma evidente la cantidad de tiempo que las personas hacen uso de sus viviendas, donde utilizan constantemente los servicios hídricos y energéticos. En este contexto, aquellos hogares con brechas en el acceso a estos servicios, sin duda han encontrado mayores dificultades en enfrentar esta amenaza, considerando la importancia de la higiene personal para frenar la transmisión del virus, higiene que depende fundamentalmente del acceso a agua. Y, por otro lado, el aumento de horas en la vivienda se traduce en un aumento en el consumo de electricidad y otros servicios energéticos, como la calefacción, que para muchos hogares antes eran costos absorbidos por espacios laborales u educativos.
[1] Gráfico Seguridad hídrica y energética en América Latina y el Caribe Definición y aproximación territorial para el análisis de brechas y riesgos de la población, CEPAL https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/46408/1/S2000631_es.pdf
[2] Anahí Urquiza, Marco Billi Seguridad hídrica y energética en América Latina y el Caribe Definición y aproximación territorial para el análisis de brechas y riesgos de la población, CEPAL, pág.83