Empleos verdes
10 de Febrero, 2022

Eficiencia Energética y su potencial para la creación de Empleos Verdes

Cuando hablamos de Eficiencia Energética hacemos referencia a un conjunto de prácticas que tienen como objetivo mejorar la relación entre la cantidad de energí­a consumida y los productos/servicios que se obtienen a partir de la utilización de este recurso. Consiste fundamentalmente en optimizar el uso de energí­a sin afectar la calidad de vida de los usuarios. Pero ¿cómo se conforma la matriz energética?

El desarrollo económico de las últimas décadas se ha sostenido en un incremento de la demanda energética en sus diferentes formas, la cual se ve cubierta mayoritariamente por combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. Este tipo de recursos energéticos comprenden el 80% de la demanda actual de energí­a primaria a nivel mundial. Su fuente es limitada, ya que son extraí­dos de yacimientos de materia orgánica que se encuentran debajo de la superficie terrestre y no se renuevan en cortos plazos de tiempo: su tasa de regeneración es menor a la tasa de consumo, lo que conlleva al agotamiento del recurso.

Desde el punto de vista ambiental, el aprovechamiento de combustibles fósiles constituye la principal fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera, acrecentando el cambio climático y, a su vez, afectando la salud de las personas, principalmente en los grandes centros urbanos. Dichas emisiones son resultado de la producción, transformación, gestión y consumo de los recursos energéticos.

En este sentido, se estima que la quema de combustibles es responsable de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), siendo también significativas las emisiones de metano (CH4), dióxido de Nitrógeno (N2O), óxidos de Nitrógeno (NOx), monóxido de carbono (CO) y dióxido de azufre (SO2), entre otros.

Asimismo, el constante aumento de la población mundial, que para el aí±o 2050 se prevé superará los 9 billones de personas, impacta directamente en el abastecimiento energético. En un futuro no muy lejano, resultará dificultoso asegurar el acceso seguro a la energí­a para toda la población. Esta problemática lleva a replantear la forma en que utilizamos dicho recurso, como así­ también al redireccionamiento de inversiones para la investigación de alternativas en producción de energí­a.

Resulta también importante destacar que, luego de la recuperación económica en 2021, tras la pandemia mundial Covid-19, ha aumentado la demanda de materias primas y ha puesto presión sobre las cadenas de suministro, creando escasez y cuellos de botella en varios sectores, desde materiales de construcción básicos hasta chips de semiconductores utilizados en electrónica y vehí­culos. En consecuencia, la escasez provocó un incremento en los precios, encareciendo los costos de los proyectos en la construcción y electrodomésticos que resultan crí­ticos para mejorar la eficiencia energética.

En nuestro paí­s, la matriz energética (entendida como la manera de representar cuantitativamente la totalidad de energí­a que se utiliza), está mayormente 
conformada por fuentes no renovables. La estructura porcentual de esta matriz es en grandes rasgos la siguiente:
  • 59% gas natural, 
  • 27.9% derivados del petróleo, 
  • 8.9% energí­as renovables, 
  • 2.3% energí­a nuclear, 
  • 1.9% carbón mineral y otros primarios.  
Dentro del reducido espectro de energí­as renovables, se incluyen la energí­a solar, eólica, hidráulica, aceites vegetales, alcoholes vegetales, bagazo, leí±a y carbón vegetal. Por otra parte, la participación de los distintos sectores en el consumo final de energí­a es muy variada, siendo los principales usuarios el sector de transporte, seguido por el residencial e industrial:
  • 31% transporte, 
  • 25.18% sector residencial, 
  • 23.44% sector industrial, 
  • 6.43% sector comercial y público, 
  • 6.43% sector agropecuario, 
  • 6% sector no energético.

Entre las principales acciones de eficiencia energética se incluyen implementación de medidas para la gestión de la energí­a, inversión en tecnologí­as de mayor rendimiento, empleo de procesos productivos más eficaces y reformulación de hábitos para un uso responsable. A su vez, la eficiencia energética engloba el ahorro de energí­a en diferentes sectores y niveles, tanto a nivel residencial, industrial, municipal, de transporte y educación como en el sector de construcción. 

Si bien los conceptos de eficiencia energética y energí­as renovables no son sinónimos, estos se complementan e interactúan en las distintas estrategias energéticas. Por una parte, las energí­as renovables están asociadas a las fuentes de energí­a primaria (aquellas que se encuentran en la naturaleza y no se agotan a pesar de su utilización, como la energí­a solar directa, el viento, las mareas y la biomasa); mediante distintas transformaciones (plantas de gas, refinerí­as, generadoras eléctricas), estas producen fuentes secundarias de energí­a como la electricidad y los combustibles. 

Por otra parte, la eficiencia energética se enfoca en el uso de energí­a independientemente de la fuente que provenga. Las estrategias y tecnologí­as de eficiencia energética se aplican tanto en la demanda para usos finales como en las etapas de transformación de energí­a primaria en energí­a secundaria. De esta manera, se logra aumentar la participación de las energí­as renovables en la matriz energética, reduciendo los costos totales del sistema. Esta transición hacia modelos bajos en emisiones de carbono tiene como objetivo crear un sector energético sostenible que estimule la innovación y el empleo, realizando una gestión más eficiente de la energí­a, desde su fuente hasta su utilización, intentando reducir los impactos ambientales asociados.

Acorde a los datos de la actualización anual sobre los desarrollos a nivel global en eficiencia energética de “Energy Efficiency 2021” de la International Energy Agency (IEA), una mayor inversión en eficiencia energética puede crear casi 2 millones de puestos de trabajo para el aí±o 2030. A su vez, en el escenario de Cero Emisiones Netas al aí±o 2050 del mismo reporte, las oportunidades de empleo son casi tres veces mayores, con 6 millones de puestos de trabajo adicionales. Muchos de estos puestos estarán abocados a los sectores de construcción y fabricación, los cuales requerirán de una expansión en  inversión de mano de obra calificada. De esta manera, se espera que los gobiernos locales brinden las herramientas necesarias para la adaptación y el perfeccionamiento en los nuevos oficios. 

A su vez, y de acuerdo al informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), “Argentina: Potencial de creación de empleos verdes en un marco de transición justa” (2020), se espera en el sector un aumento en la demanda laboral, para lo cual será necesario mejorar   la  calidad  de estos empleos y  las  condiciones  generales de  trabajo. En el informe se expresa que: 
“En  el  sector  energético  van  a  ser  clave  los esfuerzos  de  recapacitación  laboral,  debido  a  nuevas  tecnologí­as  verdes  ingresando la  economí­a  y  a  actividades  ambientalmente  no  sostenibles  que  se  verán paulatinamente  más  redimensionadas  (p.  ej.  uso  de  petróleo  y  actividades  mineras), así­  como  se  espera  una  creciente  demanda  laboral  debido  a  la  expansión  de actividades  renovables  con  altos  multiplicadores  de  empleos  (por ejemplo bioenergí­as)”.

En el marco del Proyecto Empleos Verdes Locales, financiado por la Unión Europea y ejecutado por la RAMCC como responsable y la Cámara de Comercio Italiana de Rosario, In Situ y Wageningen University & Research como socios implementadores, las categorí­as de Eficiencia Energética y Energí­as renovables están representadas por iniciativas de comercialización e instalación de sistemas para aprovechamiento de energí­a solar, uso eficiente de la energí­a de consumo doméstico y productivo, construcción sostenible, consultorí­a en eficiencia energética, calefacción eficiente, entre otros.

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